jueves, 19 de noviembre de 2009

A ESTE LADO DEL INFIERNO ESTÁS TÚ


Nada nuevo
te dije antes
la misma carne navegable
el mismo barco de sal
el mismo naufragio
tu a tu hora
yo no te espero
una pasión que se encadena
a un delirio previsible
lenguas buscando
habituales paraísos
y dentelladas en la roca
abriendo caminos de pétalos
cuando quizá se haga necesario
un grito o una tormenta de espinas

Y cada amanecer hago sacrificios
a absurdos dioses paganos
para que nada de ello me falte

Amarte es mi rutina

Amarte con piel demente
sin pensar,
sin querer,
una brisa breve
antes de la galerna

Amarte es mi rutina

Amarte con los ojos cerrados
por el velo gris con el que Cronos
cubre cada una de tus curvas
pero estoy muerto
si no construyen tus caderas
el diario camino
que da cobijo a mis despojos

Nada nuevo
ya de dije

Amarte es mi rutina.


martes, 6 de octubre de 2009

ELLOS VENDRÁN... NO HAY REFUGIO



No hay refugio,
la sinrazón les persigue
y no hay refugio
Aparecen como cadáveres
desposeídos de una identidad de siglos
ellos son del otro lado
de donde no hay refugio

Somos la paradoja y la playa

Entran en nuestra injusticia
como un clavo oxidado
en la madera carcomida
son esos que no lloran
traen el espanto del mar
en las cuencas resecas
por un sol brutal y lejano

Somos la mano que casi toca sus yemas quemadas

Nos señalan
y tercamente navegan
sobre la fragilidad de sus sueños
sobre un océano de naufragios
y paraisos
y niebla…

Se equivocan…

Todo es mejor
que la certeza de cada lágrima
y el ácido que quema el rostro
al apretar los dientes.

Somos su destino…ya no hay refugio… para nosotros.


miércoles, 30 de septiembre de 2009

GUIJARROS DE SAL BAJO LA LLUVIA



Soy un náufrago
aferrado a las orillas de tu cuerpo
recolector de deudos
inútil hacedor de caricias como relámpagos
en un brillante día de sol

Soy el espectro
que busca ansioso su cementerio
hurgando en el abismo
recóndito y armado
que tu humedad insiste en llenar
de celadas de pérdida y deseo

Soy la persistente tormenta
que se extravía en tu llanto
y ventea poseso tu carne
como lobo que pierde el rastro
de su presa o su tragedia.

Soy la memoria
que nunca recuerda
el camino de vuelta
porque tu lo cubres
de esa maleza de ojos y lujuria
que devora
los guijarros de nostalgia y pánico
que dejo caer tras de mi
cada vez que mis harapos
se precipitan a tu encuentro

Soy el negociador fallido
de cada una de tus interrogaciones
pero estoy dispuesto a reír bajo la lluvia
mientras te alejas


jueves, 24 de septiembre de 2009

DÓCIL IMPACIENCIA



En este cementerio
de vidas que habitamos
entre la risa ajena de los niños
suelo esconderme del revoloteo
cada vez más próximo
del espanto
y de ese imperceptible manto
de plumas y entrañas
y tormentas
y dioses y odio

Busco un punto de fuga
de toda esa luz indescifrable
con que nos alimentan
y rasgar con dagas de misterio
la crisálida con la que nos amortajan a diario

Quiero salir de mi tiempo
hacia el interior de ti
y beber de tu sabia oscura

Mi sed es implacable

No…

Esa obstinada mansedumbre

No…

Esa dócil desmesura

Fabrico pesadillas
a buen ritmo
y luego me quejo
de que el ataúd es estrecho
A la muerte
le van faltando horas…

a ti paciencia.


martes, 22 de septiembre de 2009

LUZ DE ADOQUINES ROJOS



Vendes lo que nadie puede comprar
lo intentan
dejan caer monedas a tus pies
como alimañas alopécicas
sedientas de paraíso

te ries

y tu risa se expande por los adoquines
junto al reflejo de los farolillos
donde se inventan las tragedias cotidianas
que luego tú conviertes en semen
y solidaria desidia
ellos no quieren hablar
desean el inframundo
y luego irse a vivir cada una de sus muertes
mientras tú te pintas los labios
hasta las entrañas…

de rojo

y tu pelo vuelve a navegar
por el río de carne y piedras
que más de uno profana
transido de alcohol y dudas
aquí mirándote
desde mi acuciante soledad
puedo ver un halo carmesí
sobre la tuya

me sobresalta

el leve rumor de redención y pecado
que viene desde el interior
de la brevedad de tu falda
y mi juventud se dirige hacia ti
con el mismo terror de cada uno de tus borrachos
solo que a mi me detiene
el muro infinito y ácido de tus palabras:

“cuando me puedas trabajar
dejaré que me estudies,
ahora mejor ve a vomitar.”


jueves, 4 de junio de 2009

UNA CARTA (Que tardó una vida)






Aquella era una perfecta carta de amor.

A pesar de esa absurda gota de sangre tercamente adherida al papel como un signo de puntuación fuera de lugar o el obsceno rastro de algún insecto de aquel lejano desierto. En esa carta que ahora ocupaba un tembloroso lugar entre sus manos habitaba el sí que él había estado esperando tanto tiempo. Hablaba de los días de playa y cuerpos desnudos, de manos entrelazadas, de promesas de carne y futuro y de compromisos incomprensibles. También decía otras cosas, decía lo que él prefería ignorar, esa afirmación de sí misma, de por qué estaba allí, en lo absurdo, y hacía lo que hacía. Para él era una negación que aceptaba porque el amor nunca se para a pensar lo conveniente.

Bajó la mirada.

Así ausentó su presencia de todo lo que allí sucedía. Quería que aquella carta fuese la última narración que fijase su recuerdo imaginando su sonrisa, jadeante aún, emergiendo de las olas, sus manos en su pelo y sus ojos atravesados por la luz del deseo. Un limo de humedad y sal cubrió su semblante y sólo entonces, sólo en ese instante, su rostro quedó tatuado en su mente para siempre.

Las medallas y las banderas no eran ella.

Ella ya no estaba en aquel funeral.

martes, 26 de mayo de 2009

AHORA TODO ES VISIBLE




Ahora todo es visible,
todo es luz y presente,
todo manos y manantial.
Ahora todo es creible
bendecible
como una felicidad afinada
en un cielo de trapecios y volteretas.

Ahora la risa se dobla
como una pajarita de papel
que picotea
en los poros abiertos de esta piel
irredenta
que quiere más de ti,
más del espiritu carnal
que nos condena,
más de esas alimañas
cuyos ojos abiertos
brillan en la noche
por la hoguera
que nuestros cuerpos
encienden
en el claro del bosque,
y no sé por qué sigo deseando
las cadenas de rescoldos
que hace un instante
me anclaban al lecho,
tizones de tiempo
para fundir el acero de tus ojos.

Ahora todo es visible
espectros lunares
cincelan el camino
que lleva a los oscuros
abrevaderos
encuentro el rastro
por el olor a escombros
y por esos timbales de sol
que no me dejan
oir tus gemidos.

Ahora todo es visible
en el paraiso que me debes,
no te lo reprocho,
mis deudas tienen más piedras.




jueves, 21 de mayo de 2009

PARPADEOS

Un segundo, otro segundo
dos parpadeos
sensación de tiempo a la deriva
escorado
anclado en los días
nieve en las rodillas
no avanzo
la tormenta de las horas
arreciando
la luz antigua
golpea la espalda

Un parpadeo, otro parpadeo
Diez años
Muñones que crecen
piensan
Carne que habla
gime
Los relojes la boca sellan
tiempo viejo sin estrellas
cabezas
coagulando en los cuchillos

Tiempo, tiempo, tiempo
liturgia de cadáveres
que bailan entre las agujas
parpadeo sin ojos
festín de tinieblas
nostalgia de pan duro

Parpadeo
estás
parpadeo
no estás
deja que despierte
caigo
no están tus manos
para que deje de golpear el aire
el tiempo suena en la caja de música
un segundo, dos segundos…
Parpadea
¿bailas?
Parpadea
no
Parpadea
no te distraigas

Muere ya.


P.S. A veces se encuentran raras joyas en la red. Esta es una de ellas. Una obra de arte inspiradora. Disfrutadla.
Visto en el blog Capítulo o (http://www.manuelgago.org/blog/)

Last Day Dream [HD] from Chris Milk on Vimeo.

lunes, 18 de mayo de 2009

CONCURRENCIA DE SU SOLEDAD...




“Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.”

Síndrome. Mario Benedetti

Nos hacemos viejos; tanto que van muriendo los seres inmortales. Mario Benedetti era viejo y su cuerpo se empeño en morirse, su cuerpo se fue a la nada absoluta. Él no, él se queda. Queda su compromiso con la justicia que ya es de todos nosotros. Pero también queda lo que ya es mío de él. Quedan por Avellaneda mis lágrimas grabadas en la última página de La Tregua y que regalé a la primera que no me amó como ejemplo de lo que puede llegar a doler el amor. Queda cada poema prestado que recité a cada mujer que quiso compartir conmigo lecho y locuras porque vívido llega el recuerdo de cada una de ellas cuando los leo. Queda su voz y su calma y mi yo estando allí mientras hablaba de cosas irreconciliables como justicia y monedas, y de cosas posibles como amor y juventud.
Y quedo yo que nunca dejaré de ser uno más de la concurrencia de su soledad.





P.S. Me gustaría dejar los obituarios por algún tiempo, así que ¿queréis dejar de moriros de una puta vez?

martes, 12 de mayo de 2009

ESTARÁS EN MI PARA SIEMPRE, ANTONIO




Sin embargo éramos felices
a pesar del empeño
con que el desencanto
distanciaba la utopía

Él era la banda sonora
de la generación siempre perdida
la mía
cantábamos sus poemas
como oraciones de desasosiego
pero las mujeres nunca nos amaron
en templos blancos y oscuros

Ungidos con el ayer siempre presente
con él éramos
poderosamente frágiles
porque cuando acariciaba su guitarra
todo volvía a estar bien
todo era comprensible
y no había una sola miseria
que él no adornase con su voz
de cansancio infinito

Aquellos días no volverán
Tú no volverás
Pero…
“Estarás en mi para siempre”


**** Que la tierra te sea leve querido Antonio



lunes, 4 de mayo de 2009

HUBO...




Hubo un desierto
De oasis de hiel
de dientes y perros

Hubo un océano
de penumbras de nieve
de inciertas mareas y dudas

Hubo un infierno
de piel de lija
de infame incendio y ojos

Hubo una avalancha
de cruce de caminos
de carnal muro y tedio

Hubo, en fin,
un brindis de copas
antaño rotas
donde se derramaban
a partes iguales
esperma y lágrimas

Todo eso hubo
Todo eso fue

Antes de que tú
surgieras de allí
como una bestia luminosa
aurora de lejanos faros
que llena de luz y dagas
el suelo de cristal y catástrofes
donde duermo esperándote

Hubo nostalgia y tiempo
sólo ese instante
amor mio
sólo un momento.


miércoles, 22 de abril de 2009

CONFUSIONES CERTERAS.


¡¡¡¡¡Maravillosos la Muñeca de sal!!!!! y sorpresiva propuesta visual. Disfrutarla.


No sabemos distinguir.

Realidad y ficción se confunden
en un arco iris perverso
de colores asesinos que se mezclan
como mantis dementes
y en mi cabeza se alimentan
de sentir que vives,
de vivir que sientes

Deseo…Deseo

Grilletes de espuma
me atan a tu boca de barro
en el cielo
y no sé si cabalgo o leo
porque tu cuerpo huele a tinta roja
con la que escriben mis ojos
en lenguas incomprensibles
en las que hablo ahora
de absurdas efemérides

Despierta… Despierta

Establezcamos sueños
que confundan al hastío
perdámonos por vericuetos de placeres ignotos,
seamos conscientes de nuestra locura
que busca utopías en cada huella

Alquimia de carne y literatura.


martes, 7 de abril de 2009

SEA TU VOLUNTAD





Si tú quieres
viajaré por mis venas
hasta tu corazón
porque ni una inquietud tuya
es ajena a mis insomnios

Si tú quieres
buscaré amapolas negras
con los ojos cerrados
asiéndome al viento
que deja tu pelo cuando te alejas

Si tú quieres
mis muñones pueden ser
el lecho de caléndulas
donde yazca fresco tu odio
al alba

Si tú quieres
suplicaré genuflexo
tu mano
a cinco centímetros
de un mañana infinito

Si tú quieres
mediré en motas de polvo
la distancia
que me separa de tu vívida boca
cuando el deseo enseña los dientes

Si tu quieres
moriré
cada vez
si es tu voluntad.

viernes, 27 de marzo de 2009

RECUERDA...




En el pretérito del tiempo
aquella puerta permanecía abierta
siempre
podías entrar libre
donde los caracoles habitaban
detenías el oído
las ventanas se abrían
al estruendo de mariposas
fundiéndose

en la incierta luz del ocaso
cada mirada derretía los tabiques

un altar cada lecho

todos profanados

Recuerda

Casa de juventud
cuánto agradecí los lienzos
de lujuria que decoraban tus pechos
la mesa bajo la que explorábamos
manantiales de manos
muslos y más allá,
más adentro
hasta los escombros

Añoro el crujir de tablas
esa confusión de sudor y barniz
que bendecía el suelo
y la explosión de flores
de tus pies descalzos
que siempre escribían el camino

Siempre

Ruinas de cordura y monedas
apuntalan el muro
que hoy es aquel futuro
pero hay fracciones de cielo
que destruyen los techos
y puedo ver aquellas estrellas
Entre los gemidos.

¿Las ves tú amor mío?


viernes, 13 de marzo de 2009

SILENCIO



Muchas palabras
para tan evidente silencio

Silencio que se aleja
como un rumor de pétalos en la hojarasca.

Silencio de huellas
que se confunden
en el tumulto de conchas
que otrora fueron carne
en ese océano
que por un instante
deja ver paraísos
justo detrás de las cuencas
que el invierno dejó sin ojos

En silencio desnuda
tu piel el tacto apremia
y un lenguaje de manos
dedos y yemas
buscan conversación en tus pechos
tu ríes malévola
y de tus labios rojos
pendencieros escapan gemidos,
vientos del sur al galope de mástiles
que se quiebran y renacen
en la galerna de tus muslos

Gritamos para esconder
inútiles palabras
gritamos en silencio
para no despertar a la muerte.



lunes, 9 de marzo de 2009

LA LUNA ES UNA AMANTE EXIGENTE



Comprendo.

Esa soledad de abisal cubículo
losa de presagios cuando el ocaso
apaga el horizonte

Te transportas al averno
cada día
sin saber si la paga de Judas
será suficiente para las Parcas.

Pero queda la vida
que construye hogueras
cada vez que nacen flores
de los rescoldos de pretéritos magmas,
cada vez que nuestros pies recorren calles
sin que nuestros ojos se cierren
distraídos en nómadas carnales

que luego habitarán los lechos y las resacas
que luego se convertirán en palabras
que luego edificarán versos,
que luego serán el germen de nuevas tormentas,
que luego dejarán papeles inmaculados

de soledad absurda.

Si, amigo
La luna es una amante exigente.


miércoles, 4 de marzo de 2009

RITUALES




Impotente y con todo el desprecio que podía caber en aquella mirada, era testigo de ese final que tanto odiaba, final sórdido e impropio de una existencia dedicada por entero al hedonismo y a la satisfacción de la carne, esa era su necesaria y buscada tarea y a ella dedicaba ese ser cada uno de los días de su vida de forma disciplinada y rutinaria hasta este sublime y ansiado momento. Pero ya nada es lo que era. Ellos estaban allí riendo distraídos, trivializando este atávico instante ¿por qué hacían esto? ¿cómo podían haber olvidado los rituales? La sangre derramada inútilmente y la carne convertida en impuro e indigno despojo. No, nada es como debe ser.

- ¡Ya empezamos! Siempre que entran los cerdos la misma mierda ¡puto filósofo de los cojones! ¡joder Pepe!, vale que con los electrodos la matanza ya no es lo mismo pero llorar, hombre, llorar no. Y ponte las pilas que hoy hay faena, no me jodas…

Una lágrima asomó a sus ojos crispados y resbaló hasta la hoja del cuchillo que terca y sistemáticamente, como queriendo borrar de su memoria la sangre y los gritos, se afanaba en afilar.

Inútilmente.


domingo, 1 de marzo de 2009

GRANDES ESPERANZAS (historia en esqueleto)



Una perenne sonrisa habitaba en su rostro antes de que el plomo de los días se instalase en él como un incomodo inquilino. Hubo una primavera antes de las llamadas imperativas y de todo el papel amenazante que ahora era una montaña a sus pies. Esa sonrisa como luz del ocaso se pegaba a sus ojos cuando abría la puerta para entrar en lo que ya dejó de ser suyo. Todo desapareció en aquel coche que en un segundo se llenó de sangre y ausencias. Cada paso suyo fabricaba una demencia de árboles y maldiciones que iba construyendo el absurdo bosque desde donde empezó a formarse la nube negra que como un macabro B52 no cesaba de vomitar deudas y deudos como inexorables bombas de precisión en su cabeza que poco a poco fueron llenando de alcohol y escombros su naufragio. Sí, esa sonrisa volvió para iluminar el camino de la pistola que firmemente sujetaba su mano.


miércoles, 25 de febrero de 2009

LUZ DE OCASO



Luz de ocaso
entra por la ventana
para incinerar
con un escalofrío
cuerpos por el deseo enfrentados,
ojos que devoran y manos
que sólo se atreven al roce
preámbulo de consolidados anhelos
ya las bocas arden
en el empeño de recorrer
caminos de vaho y humedad palpitante
vidente piel que inquieta espera
malabarismos de dedos
que se contraen en la niebla candente
y luego se expanden
por geografías de terciopelo infinito
arrecife de rosas
donde incesantes
baten susurros y respiración loca
mueren los amantes
mientras se precipitan
por laderas de volcanes
que sólo el océano detiene
si, ese, amor mio, ese tan oscuro
donde habitan las sirenas
que nos matan
mientras nos sueñan.


martes, 17 de febrero de 2009

CARACAS, JULIO 1.967 (Deudas)




Tés a mismiña cara que entón meu neno, a mismiña.

Estaba acostado en el sofá con la indolencia propia de mis siete años. A lo mejor no eran mis siete años, quizá fuese el calor pesado como una losa ardiente de ese día de julio en la antesala del Caribe. Caracas tenía dos estaciones, la estación del calor y la estación de más calor. Ese debía ser el día record de esta última. Las siete de la tarde. La noche no había amainado ni un ápice la sensación aplastante de calor. Veía a mi madre con alfileres en la boca afanada en marcar patrones para los vestidos que le habían encargado. Mi madre no sudaba nunca y allí donde ella estaba olía a lavanda, a cinta métrica, a tiza de marcar, a aceite de máquina de coser y a telas nuevas. Pero sobre todo allí donde mi madre estaba se expandía una tranquilidad y una seguridad que yo nunca sentí con nadie ni en ningún otro lugar.

En la televisión empezaba la maravillosa sintonía de “La Familia Monster”.




Me encantaba esa serie, adoraba a Ivonne de Carlo y soñaba con ser Butch Patrick el niño Lobo fascinado con los experimentos de su abuelo, el inefable Al Lewis, y mimado por mamá Lily.

Aparte del abundante sudor otros líquidos pugnaban por salir de mi cuerpo así que aproveché la publicidad para dar un salto y correr al baño. Aquel era el baño de servicio que mis padres utilizaban también como almacén. Todo un mundo de objetos se apilaba en ambas paredes y a mi me gustaba imaginar que aquello era el Gran Cañón del Colorado y entraba con el sigilo de un cowboy pistolero consciente del peligro de emboscada de indios agazapados detrás de las cajas de Seven Up, de pies negros llenos de plumas y gritos deslizándose entre los sacos de retales, de sioux borrachos con el Winchester en una mano y una cerveza de las de mi padre en la otra. Yo no les perdía de vista con los ojos entornados bajo el imaginario sombrero de ala ancha. Esperaba el momento oportuno. Me giraba y empezaba a disparar. El número de mis víctimas era inversamente proporcional a la premura por evacuar. A mayor apretón menos indios caían. Los que quedaban los dejaba para la salida. Ese día habían caído sólo dos.

De pronto sentí un vértigo terrible y todo empezó a moverse convulsa y brutalmente, de tal forma que me vi zarandeado de una pared a otra hasta caer en el suelo y allí me iba desplazando sin poder asirme a nada. El ruido era terrorífico, como el de una explosión enorme . Desde el suelo veía como iban cayendo las cajas con las botellas y se amontonaban unas encima de otras hasta hacer desaparecer de golpe el Gran Cañon tapando del todo la puerta y por tanto la salida.

- ¡Mamá! ¿por qué mueves tanto la casa? Acerté a gritar entre sollozos.
- Yo no estoy haciendo nada –dijo mi madre- ¿dónde estás?
- ¡En el baño! –dije y ya no pude hablar más, el miedo y el llanto habían levantado un muro en mi pequeña garganta.

Estaba atrapado y aterrado, así que me senté y me puse a llorar con la cabeza entre las piernas cuando una nueva sacudida, esta vez más fuerte, volvió a lanzarme de un lado a otro como un guiñapo y estaba seguro de que me quedaría allí enterrado bajo una montaña de refrescos, cervezas y retales usados. Pero de todos aquellos escombros caseros surgió un brazo que me agarró y tiró de mí. Fui por el aire hasta la puerta del baño.

- ¡Meu filliño! ¿estás ben? –preguntó mi madre mientras me abrazaba-
- Si. -susurré-
- ¡Coño de su madre! ¿pero que vaina es esta chico? Tenemos que salir de aquí ahorita mismo carajo.

Mi madre me cogió fuerte de la mano y mientras pasábamos por el salón pude contemplar el cadáver de la televisión que se había precipitado desde su mueble al suelo y yacía boca abajo en medio de un charco de cristales rotos. "Ya no voy a poder ver como acaba este capítulo" pensé.

Nuestro edificio ocupaba casi una manzana, tenia un patio central y un gran pasillo perimetral donde desembocaban las puertas de los apartamentos. Cuando mi madre abrió nuestra puerta para salir un río de brazos, piernas y rostros aterrados corría frenéticamente hacia las escaleras. Yo me dispuse a salir con la misma ansiedad y en ese momento otra tremenda sacudida hizo que nos tuviésemos que asir a los marcos de la puerta para no caer y el miedo me empujo otra vez a tratar de llegar al pasillo para escapar. Entonces mi madre me atrajo hacia si y me cogió la cabeza con sus manos e hizo que la mirara fijamente. Mi cara debía ser la viva imagen del miedo.

- Tranquiliño meu neno. Tu mamá esta aquí y no va dejar que te pase nada. Vamos a esperar a que salga toda esta gente y luego salimos nosotros. Coge mi mano y no la sueltes por nada del mundo, ¿okay?

Dije que sí con la cabeza y mi cara se fue llenando de lágrimas. Agarre la mano de mi madre y sentí como respiraba hondo. Cuando el pasillo se despejo en nuestro frente mi madre y yo empezamos a avanzar sin correr pero ligeros hacia la salida. Cuando llegamos a las escaleras otra sacudida nos sorprendió en medio y el histerismo se apoderó de todos y aumentaron los gritos y la ansiedad, empezamos a sentir cómo nos empujaban y nos apretujaban, entonces mi madre me cogió en brazos y se arrimó a la pared protegiéndome con su cuerpo y esperó. Sentía el olor de la cinta métrica en su cuello que se mezclaba con la lavanda y el vaho de su respiración profunda. Me puse a pensar en lily, en German, en el abuelo y en lo que haría el niño lobo en esta situación. Los gritos y el estruendo de gente huyendo en estampida se hizo sordo y lejano.

-¡Vamos! -dijo mi madre mientras me devolvía al suelo y me agarraba la mano.

Fuimos los últimos en salir del edificio. Nos dirigimos a paso vivo hacia un amplio parking al aire libre que estaba a escasos 200 metros. Cuando llegamos mi madre se arrodilló a mi altura y me abrazó.

Se separó de mi y con sus manos en mi cara se echó a llorar.

- ¿Ves? ya te dije. Ya te dije meu filliño. Ya te dije carajo.

En la radio de los coches empezaban a informar sobre el terremoto de escala 6.7, que todas las personas buscasen lugares despejados y que estuvieran atentos a las novedades de la gobernación.

Mi padre llegó dos horas más tarde con mis tíos y algo para comer. Yo miraba a mi madre discutiendo con mi padre porque ella quería subir a coger los documentos y el dinero que guardaban en casa y mi padre le decía que él subiría a la mañana siguiente a por todo, que si el edificio no cayó ya no caería. Ella acepto de mala gana. Había venido a este país a ganar dinero y ningún terremoto se lo iba a quitar. Me miró y sonrió con la complicidad de quien ha compartido una gran aventura.

Nunca he querido tanto a nadie como a mi madre en aquella ocasión.

El doctor hablaba de tiempos y de posibilidades, del avance de la enfermedad y de que seguían haciendo todo lo que estaba en su mano para evitar el dolor, pero el miedo ya había paralizado mi mente cuando pronunció la palabra "agonizando".

- Gracias doctor. -me despedí tendiéndole la mano-

Quise recomponer mi cara y mi ánimo antes de entrar en la habitación donde mi madre se moría. Al entrar le sonreí y ella me sonrió a su vez. Se quedó mirándome un instante.

- Estou nas últimas ¿Non?
- ¡Mamá! Non digas parvadas. O doctor dixo que...
- Non meu fillo. Non podes engañarme. Tes a cara de cando o terremoto. Tés a mismiña cara que entón meu neno, a mismiña.

Esa noche mi madre murió y cogido de su mano también se fue el niño que aún habitaba en mi. A veces los veo a los dos de la mano sonriéndome un instante antes de adentrarse en la espesa bruma de los años.


jueves, 12 de febrero de 2009

TACTO




Un leve roce
mínima y sutil caricia
y el óxido fluye locamente
por el corazón seco de inútiles incendios.

Milagro del inquieto tacto
que arranca sonrisas de metal
a los cíclopes que habitan
carbones y presagios.

Piel próxima
como un atisbo de tormenta
susurro de deseo a gritos
relámpago que penetra
en la carcoma del árbol muerto

Oleaje de cabellos
bate en muñones enhiestos
morena galerna
de vaivén insoportable y delicioso
que eriza los poros del gesto

Espera
esa ínfima porción de aire
que nos separa
todavía no se ha llenado de gemidos
ni de impaciencia conquistada

Inexorable dios de la carne
concédenos este feliz preámbulo de lujuria.


lunes, 9 de febrero de 2009

DOS MORADORES DE FUEGO.



Dos moradores de fuego
cuyas voces son timbres de ceniza
qué secretas pasiones arderían
para dejar tan negra su morada
qué abismo de lava petrificada
detendría el tiempo en esta oscuridad
de volcán silente y oscuro.

Dos moradores de fuego
Abrasaron su piel en el roce
y sólo quedó un silencio
de sudor y escamas
que atraviesa y despoja
de dudas, de gritos en los ojos
y de fiebre en la lengua

Dos moradores de fuego
como témpanos en el lecho
que buscan con crispadas manos
tizones en una fragua demente
o agua que la humedad ahogue

Dos moradores de fuego
luchan con lanzas de hielo
sus heridas no sangran
su sangre se esconde
en la lógica que rechazan

Dos moradores de fuego
se funden como carámbanos
de un invierno de amor sincero.


miércoles, 28 de enero de 2009

LOS MUERTOS NO DESCANSAN.





El camino de tus sueños
tiene piedras negras
como pisadas de espina.
Ayer hablabas con la lengua en mi boca
hoy las lágrimas atascan tus ojos
como una secreta marea de dolor y dudas
sufres y mi presencia inerte
no es ya ni el bastón de pétalos
que imaginaste
tu mirada se extravía
en mitad de la noche,
han vuelto los espectros
a turbar tus pesadillas
veo tu cuerpo en la ventana
mientras el amanecer
lo atraviesa con sus dagas de luz
y quisiera morir contigo
pero no me dejas
y duermo y esa vigilia
quiere acariciar la parte de ti
que me anhela
pero tu viaje al oscuro recóndito
es un muro de hielo
que corta las manos.

Apoya tu cabeza un instante
amor mio
aquí en mi pecho sereno
porque, como sabes,
los muertos no descansan.

lunes, 26 de enero de 2009

COMPATIBILIDAD (BIS).(Dando una oportunidad a la Lola a petición popular)

Condujo con una sola idea en la cabeza: sumergir, en algo más narcotizante que el agua, esa nueva derrota. Tuvo suerte y pudo aparcar en la calle donde estaba el bar de copas en el que siempre iba a ahogarse después de cada naufragio. Esta vez sin sobresaltos. Antes de bajar del coche se miró en el espejo, se soltó el pelo y lo zarandeó, primero con las manos y luego con movimientos bruscos de cabeza que hacían bailar su melena. Ahora volvía a ser ella. Cogió la carpeta de la agencia, su bolso y se encaminó al bar. Antes de entrar dejó caer la carpeta en el primer contenedor de basura que encontró.

Aquel bar le gustaba. Era agradable, oscuro, casi familiar, de hecho tenía más trato con el barman que con su hermana. Buscó con la mirada su lugar de siempre en la barra, aquel ángulo recto al fondo desde donde tenía una panorámica total del local. Podía ver quién entraba y quién salía, quién iba al baño y cuanto tardaba, le entretenía hacer aritmética escatológica. Pero lo que más le gustaba era ver moverse a Carlos, el barman, con el local lleno hasta la bandera. ¡Qué bueno está este tio! pensó desde su esquina la primera vez que le vio. Estuvo tirándole los tejos una temporada hasta que un día Carlos le dijo:
-Lola eres una tia cojonuda , pero lo nuestro es imposible, soy gay.

Por suerte su lugar estaba libre y fue a ocuparlo, se instaló en el taburete, encendió un cigarro y esperó.
- Lola, Lola, Lola... Hoy vienes matadora tía...-dijo Carlos-
- Gracias cariño, pero por lo visto sólo os fijáis los maricones. A no ser que estés volviendo a la acera que te corresponde con ese cuerpazo, ya sabes que estoy de "prime" en la lista de revolcones.
- ¡Que cabrona! ¿Te pongo lo de siempre? preguntó el barman sin poder contener la risa.
- Si.
En lo que a Lola respecta el ser humano sólo había inventado dos cosas útiles de verdad, el Gin Tonic y el Vibrador. Esta noche tocaba disfrutar de lo primero.

Su mirada viajaba por la rutina de siempre, copa, barman, cálculos de toilette, tio bueno que te cagas tomando algo en el centro de la barra, repaso a la fauna habitual del local y vuelta a empezar… “no, espera”, pensó, “aquí hay algo que no cuadra, que no es lo de siempre. Hostia ese tio de la barra ¡qué guapo!, demasiado para ser real”. Se paró un momento en esa parte de la barra para quedarse con cada detalle, rubio de media melena lisa, barba de tres días que le daba un aire de descuido premeditado, el rostro juvenil y la mirada divertida, camiseta negra y cazadora de cuero gastada y un gin tonic en la mano. Sonrió, tenía gusto el tio. En estos pensamientos estaba cuando se dio cuenta de que llevaba un buen rato mirándole fijamente y sonriendo y que él también la miraba y sonreía. Apartó la vista hacia el vaso transparente. Hoy no quería más líos.
- Hola ¿Qué haces?
Le miró. De cerca aún era más guapo el cabrón.
- Pues aquí echando unos cartoncitos… ¿A ti que te parece? –dijo Lola y al instante se arrepintió de lo arisco de su respuesta.
Él se rió con ganas.
- Perdona tienes razón, qué manera más gilipollas de entrar.-dijo sin dejar de reír.
- No, perdona tu, es que hoy llevo un día…-dijo Lola un poco desarmada por la reacción del guaperas, que aún no había salido corriendo como ella esperaba.
- Bueno espero que podamos corregir eso. ¿Me aceptas una copa?
- O dos.-dijo ella un poco más relajada.

Hablaron, rieron, bebieron durante un tiempo en el que el local se fue transformando a su alrededor en forma de marea humana que sube, se desplaza y baja. Ellos seguían a un ritmo diferente, como una isla en medio de un torrente, como esos planos en donde todo se mueve a cámara rápida mientras los protagonistas siguen mirándose y hablando con normalidad.

- Me gusta tu sonrisa, le da una luz maravillosa a tu cara. –dijo trabándose un poco por el efecto de los gin tonic.
- Menudo ciego llevas chaval. De todas formas espero que te guste algo más que mi sonrisa.-dijo Lola mientras le dirigía una de esas miradas pícaras que tanto desarmaban a los hombres.
- La ginebra afecta a mis superpoderes y tengo la visión de rayos X un poco averiada. Para saber si me gusta algo más vamos a tener que pasar al modo manual.
- Quien dijo miedo habiendo hospitales –dijo Lola riendo. ¿Nos vamos? Dijo en tal tono que no parecía una pregunta.

Fueron besándose mientras iban dejando atrás los ecos de “Bring me to life” de Evanescence, “premonitorio” pensó Lola mientras apoyaba la espalda en un coche y atraía hacia sí al guaperas. Le besó de tal forma que si hubiera sido una serpiente su lengua se habría enterado de lo que comió la semana pasada, pero se conformó con saber cómo era cada palmo de su boca adorable.

- ¡Lola, Lola…! ¡Cómo me pones!

Lola quiso comprobar hasta qué punto, no se fiaba mucho de las palabras, y deslizó su mano hacia la bragueta. Abrió y entró sin pedir permiso esperando, buscando, la palpitante dureza que confirmara la lujuria anhelada. Buscó pero no había nada duro. No había nada.

- ¡Sorpresa!
- ¡No puede ser! ¡pero si tienes barba y hasta me parece ver una nuez en el cuello! Y… y… ¡Y no tienes tetas, joder!
- Hormonas cariño, hormonas. Estoy esperando a que me operen para ser un hombre completo. Espero que no te enfades y que no sea un impedimento para…
- ¡Me cago en la puta…!

Un incendio había subido de repente a la cara de Lola y se quedó mirando fijamente el rostro sonriente y suplicante que tenía enfrente. “Joder Lola, a ver si algún día utilizas el ojo bueno para poner la bala” pensó. Lo que le extrañaba es que aún seguía allí paralizada entre los brazos de… “Coño, el caso es que el tio… o tía… o lo que hostias sea esta bueno a morir… A la mierda, Lola, ¡qué cojones!... volvió a pensar mientras lo besaba de nuevo…

-¡A ver guaperas! ¿En tu casa o en la mía?
- ¡Donde sea!
- Pues en mi casa, al menos que sea un lugar que tenga controlado.

Mientras iban en el taxi cogidos de la mano Lola empezó a reír, hacía dos días había visto una reposición en la tele: “Con faldas y a lo loco”. Ella acarició la cara extrañada de él.

-¿Cómo te llamas?
- Chema
- De María José, claro.

Ahora rieron los dos.


jueves, 22 de enero de 2009

COMPATIBILIDAD.




- No es posible, no puedes ser tú, ¡Pedazo de cabrón!
- Bueno, puedo explicarlo.
- ¿Puedes? Entonces eres peor de lo que pienso.
- No sé, venía nervioso por la ilusión y ya sabes cómo nos transformamos en esas circunstancias…
- Si te pones así cuando te ilusionas no quiero ni pensar lo que pasa cuando te cabreas…
- Ya, ya, lo de siempre, somos unos animales, ¿no?.
- ¡Serás cabrón! Haber, te resumo: “Mujer tenías que ser”, “Vamos, que es para hoy”, “Es que no deberían dejaros salir de casa”, “Que no llevas un trailer tia, acaba de un coño de una vez, joder”, “¿Cómo? Tu puta madre, métete el dedo por el culo so guarra”. ¿Sigo? Porque creo que se enteró el barrio entero de que estaba aparcando una mujer, es decir, YO.
- Pues tú con el gestito de marras no fuiste delicada y femenina precisamente. Y es que sois torpes, no lo podéis evitar, que quieres que te diga 10 minutos para aparcar puede sacar de quicio a cualquiera, reconócelo…
- Reconozco que eres un hijo de puta. ¿Sabes? Te vas a ir a tomar por el culo que es lo único sexual que vas a llevarte de este encuentro…

Dio media vuelta y le dejó con la palabra en la boca.
Cuando llegó al coche se vió al espejo y no sabía si era la indignación o el viento lo que había alborotado de esa manera su pelo. Cogió la carpeta y la abrió, allí estaba su foto sonriente en la ficha de la agencia de contactos.
-“Joder Lola, para uno que tiene pelo…” pensó.
Un par de lágrimas cayeron sobre el epígrafe “COMPATIBILIDAD 10 SOBRE 10. MÁXIMA”. Alzó la mirada y la ciudad se descomponía en minúsculas porciones de agua. Como su vida, pensó.
Se echo a reír, arrancó el motor y salió del aparcamiento “de oído”.
La noche no había hecho más que empezar.

lunes, 19 de enero de 2009

METÁFORA INÚTIL.




En una fracción de lucidez
vuelvo a lamer la nostalgia
con esta transida fiebre
que toda espera agita

Me persigue el pretérito
del innombrable verbo
y dejo que me alcance
una y otra
y otra y otra
y otra y mil veces

Una marca candente
en el fuego recóndito
que se agarra a mi destino
como una garrapata demente
indestructible parche carnal

Creo que avanzo
y sólo tanteo la niebla
disléxico de presente
abro en lo húmedo
caminos de presagio
que sólo conducen
al pasado futuro

El anhelo deviene
como el mar a la playa
como un deseo se sobrepone a otro
como una lágrima empuja a otra
y un nimbo de ausencias
de derrota y ojos
acude a la llamada del gemido
paralizado en tu rostro

dijiste
por cada inútil metáfora
ejércitos de cupido
avanzarán luminosos
para degollar tus versos
Y te ame

Háblame al corazón pedías
y cosí mis labios a tu pecho
y una aurora de espadas
se apoderó del lecho
Sangre y nada

Te cubriste con un adiós imperceptible
que aún hoy ensordece.

jueves, 15 de enero de 2009

¡TALMENTE! (o cuando el cine se parece demasiado a tu ficción)

- Y… ¿Pasó algo?
- Nada que vaya a cambiar lo nuestro.

Este es el diálogo final de “No sós vós, soy yo” una más que recomendable comedia dirigida por Juan Taratuto y producción hispano-argentina (andaba el inefable Antón Reixa en la producción española) que no pude ver en el cine y que ayer me senté a saborear con mi chica en la vieja superviviente televisión de casa, y me gustó. Me gustó el planteamiento cercano de los personajes, me gustaron las canciones del maravilloso Jorge Drexler (sin desmerecer a Calamaro por supuesto), pero sobre todo me gustó porque contó una parte de mi historia de amor y desamor. Hoy con la indulgencia de quien se detenga a leerla me gustaría contar esa historia como pago de una deuda emocional pendiente.

LA HISTORIA

Era difícil no enamorarse de ella, de su pelo ensortijado, de sus ojos de miel de romero, de su alegría contagiosa, de ese encantador modo de pronunciar las eses, del paraíso que se intuía debajo de sus camisas hippies XXL. Por supuesto me enamoré y cuando me devolvió el primer beso vi nuestro futuro inseparable y eterno. Un día, un año después de ese beso, me llamó para decirme que se había enamorado y que se iba con el hombre de su vida. Se sentía aventurera y feliz. Colgué y mi vida también se interrumpió en ese instante.
Del estupor a la rabia, de la rabia al dolor, del dolor a la tristeza, me recreé en ese vía crucis de años perlado de minúsculos conatos de felicidad. Pero el tiempo me trajo esa mañana en la que desperté y ya no me acordaba de ella.
Igual que en la película.
La vida empezó a florecer y le cogí gusto a mi soledad. Disfrutaba con mis amigos de actividades que ni siquiera sabía que existían, de la música, de la lectura, de los paseos, de las noches de no buscar nada y encontrar todo. Hasta que un día mi chica surgió del salón de aquella casa donde nos habían invitado a cenar y se dirigió a mí decidida con esa enorme sonrisa; “encantada” –dijo- con una seguridad y una dulzura que me dejaron paralizado. No dejé de mirarla en toda la cena, morena, alegre, jugueteando con el pelo y con la mirada, las manos preciosas, siempre inquietas. Cuando nos despedimos su voz y su risa me acompañaron durante el resto de la noche y al día siguiente, y al otro, y al otro, y... me entró pánico. Se estaban quebrando los pilares de mi soledad. Me daba miedo volver a sentir, a pasar por lo mismo, y, francamente, tampoco quería tenerla como amiga.
Pasaron los días y coincidimos nuevamente y me hizo ver que ella tampoco quería ser mi amiga así que acabamos en mi casa haciendo lo que casi nunca llegan a hacer los amigos.

Lo malo de las aventuras es que se terminan justo en el primer día laborable.

Ella me llamó había conseguido mi teléfono por amigos comunes, me dijo que había vuelto hacía algún tiempo y que le gustaría mucho volver a verme. Mi chica se había ido a Dublín tres semanas y, por el momento, no me apetecía contarle nada, estábamos empezando, así que le dije que sí, que nos veríamos.
Quedamos en un antiguo café al que solíamos ir y que aún aguantaba el paso de los años. Estaba sentada en la mesa que siempre le había gustado. La miel seguía habitando sus ojos ahora pintados. Conservaba su hermosura, su pelo ensortijado y su manera de pronunciar las eses, pero ya no había camisas hippies, en su lugar el traje de chaqueta conseguía contradecir la frescura de la sonrisa con la que me recibió.

- Cuantos recuerdos ¿No? -dijo.
- Si, muchos.
- Te veo... Estas...
- ¿Igual? -dije
- Si, eso, no has cambiado nada.
- Tu sí.
- Bueno, si. Pero sigo igual de loca no creas.

La miré fijamente y sonreí.

- ¡Te he echado tanto de menos! -dijo, sin perder un punto de su pose elegante- Me equivoqué, no se, quizás tenía miedo de cómo crecía lo que sentías por mi y... ¡joder! ¡Éramos tan jóvenes!...

Hizo una pausa y su semblante se nubló. Esta vez la ironía subió otra sonrisa a mi rostro.

- Eh, no pasa nada, en serio. Yo estoy bien y a ti te veo estupenda...
- No estoy bien. Me he separado hace un mes. No nos iba bien desde hace mucho, desde que me di cuenta que nunca había dejado de quererte. Oye, yo ya no soy la de antes, he cambiado ¿Tu crees que podríamos...
- No.
- Perdóname, me equivoqué, pero no va a volver a pasar, de veras ¿es que ya no me quieres?
- No hay nada que perdonar pero no te quiero, ya no.
- Hay otra persona ¿no?
- No tiene nada que ver con eso. Hubo una larga travesía por el desierto y pensé que la angustia me iba a matar, pero un día deje de pensar en ti, y ya está, es todo. Estoy bien y tú tienes que seguir tu camino.- Hubo una larga pausa mientras nos mirábamos con un poco de tristeza. -Venga, vamos a pasear porque si no voy a agotar la ginebra de este sitio...-

Sonrió y salimos. Fuimos paseando hasta el puerto mientras ella me contaba sus aventuras y yo mis nuevas aficiones.

- ¡Escalada deportiva! No jodas, pero eso es peligrosísimo.
- Bueno, ya sabes, me quería morir...

Por un momento su risa volvió a ser la de antes fresca y contagiosa. Me ofrecí a llevarla pero prefirió coger un taxi. Nos abrazamos y nos besamos largamente y me quedé absorto viendo el vaivén de su larga melena ensortijada mientras se alejaba.

Mi chica volvía después de su periplo irlandés y mientras la esperaba en el aeropuerto pensaba en cómo la vida nos zarandea hasta despojarnos de nuestros harapos y luego nos muestra un camino que tenemos que recorrer desnudos, sin equipaje, sin deudas…

- Hola señor ¿sabes? Estoy esperando a mi mamá.
- Hola cielo ¡que bien! Seguro que la echabas mucho de menos.
- Ssssssss…-dijo la niña moviendo mucho la cabeza de arriba abajo- ¿sabes? Mi mamá tuvo que ir a Madrid a arreglarle todo a su jefe que es malo malísimo, y mi mamá dibuja casas y después la gente vive en ellas, son muy bonitas. Señor ¿tú también esperas a tu mamá?
- No cariño, yo espero a mi futuro.
- Seguro que ese futuro no pinta casas tan bonitas como las de mi mamá.
- No, seguro que no, pero pinta unas sonrisas muy bonitas.
- Alba hija, ven, y no molestes al señor, que ya llega mami.

Alba, la niña se llama Alba. Pues va a ser cierto eso de las señales pensé. Pero de esos pensamientos me sacó ese torbellino moreno y sonriente que vino corriendo a abrazarse a mí y a besarme como una loca y me quedé mirando para ella, pensando en la conversación con Alba y me creció el vidrio en los ojos.

- Eh, tonto, ya estoy aquí ¿qué pasa? ¿pasó algo?
- Nada, nada que nos afecte.-dije- y la abracé y la besé hasta cortarle la respiración.

Igual que en la película.
Nos fuimos a mi casa y nos cobramos todos y cada uno de los días de ausencia en monedas de amor, carne y risas.

- ¿Te importa si me quedo esta noche?
- Por mi puedes quedarte para siempre.

Ha pasado el tiempo, otras casas han sido habitadas, otras ciudades nos acogieron, los días siguen amaneciendo con ese miedo al hastío que congela el alma pero ella sigue quedándose cada noche, desde aquella. Por lo que a mi respecta los milagros existen y los ángeles a veces se encarnan.

miércoles, 14 de enero de 2009

SEGUIRÁN SURGIENDO DE LOS ESCOMBROS

“La escabechina de Gaza es … un último avatar de esa búsqueda sangrienta de la paz; es un intento de destruir no ya simplemente Hamás, sino la voluntad de lucha del pueblo despojado de su tierra, para imponer una u otra simetría sionista. Parece que hace falta, sin embargo, mucha más fuerza que la desplegada por Israel para que los eternamente derrotados admitan su derrota. Esa simetría no va con ellos.”
Este es el parrafo final del articulo “La guerrra asimétrica” de M. Á. Bastenier en El Pais de hoy os recomiendo su lectura.

¿Y los ciudadanos de Israel? ¿Dónde están? ¿Qué saben? ¿Qué piensan?

El gobierno israelí debería explicar a sus ciudadanos a quién están asediando realmente pues cada bomba cierra más el cerco sobre un Israel sin razones para tamaña violencia.
Debería explicarles que desde hace cincuenta años siguen saliendo de los escombros los hijos de los muertos y las madres con la carga de odio y futuro en su vientre.
Debería explicarles que los palestinos de Gaza tienen ya poco que perder por eso entregan su vida como un arma poderosa que el integrismo utiliza para castigar al enemigo.
Debería explicarles que ese muro infame también les está encerrando a ellos con su terror.
Debería explicarles por qué la tierra sólo ha sido prometida a ellos.
Debería explicarles qué atávico miedo les conduce a decir siempre no en cualquier negociación para la paz.
Debería explicarles que mientras ellos duermen plácidamente y buscan una explicación inteligente a tanto horror hay seres humanos que sufren, mueren o ven morir a sus seres queridos.
Debería explicarles lo rentable que es electoralmente enviar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo a machacar a millón y medio de seres hambrientos y abandonados a su suerte por el resto del mundo.
Y ahora tendríamos que hacer un esfuerzo e imaginar su dolor, ponernos en su lugar aunque sólo sea por un momento y quizá entonces seamos capaces de entender por qué ningún tanque podrá jamás parar la espiral de odio y venganza que crece en los hijos de Palestina.
Lo dice muy bien Juan Goytisolo en su artículo para El Pais de ayer:
“Confieso mi perplejidad ante un dislate como el que, tras la terrible frase de Sharon -"los palestinos deben sufrir mucho más", formulada hace siete años a guisa de programa de acción-, un intelectual como Abraham Yehoshua la acepte hoy a su manera cuando, en estas mismas páginas, afirmaba sin rubor que "la capacidad de sufrimiento de los palestinos es mucho mayor.". ¿Se basa ello en un diagnóstico científico, en un psicómetro capaz de medir el dolor propio y ajeno? O ¿no será más bien reflejo de esta incapacidad de imaginar el padecimiento de los demás, ya fueren judíos, indoamericanos, negros o palestinos?”
Indignidad y horror deben acabar en ambos bandos y eso no sucederá mientras Palestina siga siendo una colonia y tratada como tal. Es Israel quien tiene la palabra pero utiliza las armas.
Ojala algún día el discurso Miedo/Castigo/Miedo, que dice Goytisolo, se quede sin argumentos y que aquella tierra vuelva a ser el vergel de paz y convivencia que antaño fue. No sé si yo lo veré, espero que mi hijo si.

lunes, 12 de enero de 2009

CONTRADICCIONES

Los niños caminan
sobre la herrumbre de días y bombas
mientras pagamos nuestra eterna
deuda de carne y lujuria

Los brazos que se alzan
interrogando a los cuervos que incendian el cielo
no son estos que ahora
buscan inquietos tu calor recóndito

las manos de los muertos
que arañan los escombros
no son estas que naufragan
en el negro océano de tu pelo.

Esa carne zaherida mil veces
por el odio y que por el odio sangra
no es esta amor mio
que tus gritos roba

Allí donde los dioses nacieron
se abre la tierra y a sus hijos devora
mientras un seísmo de lascivia
convulsiona nuestro lecho
al horror conquistado

El miedo cristaliza en los ojos de las mujeres
que ven crecer los muñones en el horizonte
no es el de ellos nuestro ocaso
y deseamos que nuestros jadeos
cubran su ciudad de flores
que sus lágrimas puedan regar

… Y cuanto odio este amanecer.

jueves, 8 de enero de 2009

SUS OJOS VERDES




Caminábamos por aquel río de piedra o más bien naufragábamos después del ataque etílico a nuestra línea de flotación. La luz de las tabernas reflejada en el espejo negro de las calles era el camino que conducía al lecho aquella noche. Ebrios y felices apurábamos el paso azuzados por el deseo y nuestra juventud forjó tizones de lujuria entre las sábanas. Aun jadeantes ella me preguntó por el futuro y yo sólo acerté a decir:

- Yo seguro que un imbécil engreído sin oficio ni beneficio y tú una princesa o una puta.

La mezcla de alcohol y mujer hermosa siempre sacó el lado más estúpido de mi ser. Ella me miró con sus bellísimos ojos verdes cubiertos por un limo de vidrio y yo quería vomitar y empezar de nuevo. Me besó con la dulzura de una expiración, se vistió y se fue.
El tiempo consiguió llenar mi vida de rutina con un oficio de poco beneficio pero eso si con sueños de imbécil engreído. Aquel día iba absorto en cosas de la parte absurda de mi vida, deambulando por calles conocidas aunque ignoradas, cuando oí aquella voz familiar que me llamaba desde la otra acera por mi nombre del pasado.

- Coño Sarmi, ¿eres tú? Joder tío ¡que alegría!

Esos rotundos ojos verdes no se pueden olvidar. La miré y también a un lado y a otro, no podía ser que sus ojos estuvieran allí en aquella acera de carne y faroles rojos.
Era la princesa de aquel prostíbulo.

- No te quedes ahí parado como un gilipollas y ven a darme un beso que no me como a nadie, al menos de momento…

Su risa franca y sin complejos me sacó del marasmo babeante en el que me encontraba y fui hacia ella y la abracé y la besé con un cariño y un alivio infinito como si me hubiera librado de alguna culpa terrible.

- Bueno, bueno, yo también me alegro de verte, pero me alegraría más si me invitaras a una copa.
- Claro – dije.
- Pero aquí no. Quiero que vayamos a recorrer la ciudad y cerrar cada taberna como hacíamos de jóvenes.

Bebimos, fumamos y reímos hasta enloquecer y por supuesto lo cerramos casi todo y cuando se presagiaba el alba nos fuimos a mi casa a finalizar lo que hacía años dejamos suspenso. Cuando desperté su lugar en la cama estaba vacío. Eché de menos sus ojos y quería pedirle perdón y decirle que ya no era joven y estúpido. Y entonces vi la nota que dejo encima de su almohada:

“¿Lo pasaste bien chato? Me debes 10.000 pelas. Las Princesas no somos baratas ¿Sabes? Y haber si cambias el café el que tienes es una puta mierda. Adiós Sarmi me ha gustado volver a verte.”

Nunca le pagué. Jamás volví a pasar por aquella calle.
Aún hoy tengo clavados esos ojos como un estilete verde refulgiendo en las tinieblas de mi ser, allí donde la sangre se espesa con el recuerdo.

miércoles, 7 de enero de 2009

VUELVO

Vuelvo al hastío elegido
libre de presagios
con la podredumbre habitada y dispuesta
un cieno de días se deposita en la sangre
una crispación de ojos
habita la ausencia.

Vuelvo a ver a bestias inexistentes
desde el claustro de hojarasca
matando dioses de otros
mientras las piedras se congelan
en el metal del odio

Vuelvo a ser irreverente genuflexo
que tuerce la mirada hasta la nuca
pues la vida sucede en papeles muertos
y ya no soy más que ellos
ni más que yo

Vuelvo a alejarme de ti
en este amanecer tan cierto
que da miedo
despues de todos esos ocasos
y de resucitar de entre los vivos

Vuelvo al reflejo ácido
que se derrite en el espejo de mi vida ajena
la niebla de nostalgia se extravía en los oscuros
callejones de esta mañana
limpia de recuerdos imborrables

Vuelvo para ser lo que ya no soy
huyendo del misterio
de las flores del mal.