lunes, 9 de marzo de 2009

LA LUNA ES UNA AMANTE EXIGENTE



Comprendo.

Esa soledad de abisal cubículo
losa de presagios cuando el ocaso
apaga el horizonte

Te transportas al averno
cada día
sin saber si la paga de Judas
será suficiente para las Parcas.

Pero queda la vida
que construye hogueras
cada vez que nacen flores
de los rescoldos de pretéritos magmas,
cada vez que nuestros pies recorren calles
sin que nuestros ojos se cierren
distraídos en nómadas carnales

que luego habitarán los lechos y las resacas
que luego se convertirán en palabras
que luego edificarán versos,
que luego serán el germen de nuevas tormentas,
que luego dejarán papeles inmaculados

de soledad absurda.

Si, amigo
La luna es una amante exigente.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que andar con pasos cuidadosos para llegar al lugar donde la luna es nuestro horizonte; tú sigues buscando.

Mil...

Anónimo dijo...

Sr. Kai,
Amante exigente
soledad inevitable
lechos compartidos
crepitar del fuego
piedras paseadas
cuerpos que se miran
poemas atormentados
palabras silenciadas
presagios infinitos
vida que espera.
Luna que observa.
Un beso,

Artemis dijo...

Siempre queda la vida para espíritus hedonistas como el tuyo, que sabe construir hogueras para luego convertirlas en palabras y versos que desencadenen nuevas tormentas.
Y sí amigo, la luna es una amante exigente, pero sensible a las palabras hermosas y tú la tienes rendida.
Un beso amigo Kai.
PD: Has ido a Barra OTRA VEZ, que suerteeeeeeeee. Alguna tarde de estas seguro que nos tropezaremos paseando por esa orilla maravillosa.

Franz dijo...

Mi dia termina cuando Luna muere; ahora que ya se que es mi amante mimaré un poco más a Febo, no quiero desposados celosos, queman.
Sr.Kai, le echo de menos en las arenas ¿por qué? pues con leer su comentario de ayer en los toblerones lo dice todo de usted, te honra, y a mi me hace grande ser TU amigo. Un abrazo enorme querido AMIGO.

Anónimo dijo...

Querido Sr. Kai, tengo que advertirle que desde ahora mismo ya no le pertenecen estos versos, que me los grabo bajo el pecho para que me iluminen las tinieblas, como un faro en mitad de la noche que me aleja de los acantilados. Está usted brillando también en esta nueva aventura, y compruebo que no somos pocos los que le seguimos desde el territorio, cada vez más hóstil, de las arenas. Le abrazo con cierta efusión, a ver si se me pegan sus artes.