viernes, 21 de noviembre de 2008

Ángeles


Las cárceles de hastío crecen por doquier
mientras me empeño en vivir.
Las luces me atraviesan pero no me veo
y camino ciego entre el tumulto de flores hermosísimas
Pero en una fracción de eternidad
Los Ángeles baten sus blancas alas
Y una galerna de miel
derrumba las catedrales donde impío
adoro espectros sin alma.
Luego bajan y secan mi silencio
Con el sutil roce de sus palabras
Y una muda carcajada sube húmeda a mis ojos
Se queda allí un instante como un febril recuerdo.
Cuando se van
Dejan una estela incandescente
Como el limo de estrellas que suele cubrir tus ojos.

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Ayer celebré que Mi ángel hace años me cobija en sus alas blancas. Conocerla es un regalo poderoso que consigue que me levante cada mañana y desee volver al ocaso.

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