martes, 22 de septiembre de 2009
LUZ DE ADOQUINES ROJOS
Vendes lo que nadie puede comprar
lo intentan
dejan caer monedas a tus pies
como alimañas alopécicas
sedientas de paraíso
te ries
y tu risa se expande por los adoquines
junto al reflejo de los farolillos
donde se inventan las tragedias cotidianas
que luego tú conviertes en semen
y solidaria desidia
ellos no quieren hablar
desean el inframundo
y luego irse a vivir cada una de sus muertes
mientras tú te pintas los labios
hasta las entrañas…
de rojo
y tu pelo vuelve a navegar
por el río de carne y piedras
que más de uno profana
transido de alcohol y dudas
aquí mirándote
desde mi acuciante soledad
puedo ver un halo carmesí
sobre la tuya
me sobresalta
el leve rumor de redención y pecado
que viene desde el interior
de la brevedad de tu falda
y mi juventud se dirige hacia ti
con el mismo terror de cada uno de tus borrachos
solo que a mi me detiene
el muro infinito y ácido de tus palabras:
“cuando me puedas trabajar
dejaré que me estudies,
ahora mejor ve a vomitar.”
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