miércoles, 31 de diciembre de 2008

VIACRUCIS NAVIDEÑO (V y final)

Aquel era el fin de año del año más desastroso de mi vida. 1.983. La chica de la que me había enamorado entonces, y de la que empezaba a descifrar los misterios de su cuerpo magnífico, volvía con su novio de siempre, ese al que nunca tuvo intención de dejar por mi. Había abandonado mis estudios en la Universidad por depresión, por decepción, por vagancia o por la mezcla de todas ellas. En la compañía de teatro se sumaron las deserciones entre ellas la mía, por supuesto, había que dar el salto cualitativo que al final se quedó en la acumulación cuantitativa de saltos, monté mi propio grupo y creo que aún debemos algo del decorado del primer y último montaje, en las pruebas para doblaje no les gustó mi voz ni para los dibujos animados y de los castings mejor ni acordarme. Así que sobrevivía trabajando en los dos oficios que más detesto: camarero y taxista.
Aquel fin de año se presentaba como ocasión para olvidar y para celebrarlo hasta morir. Peor ya no podía ir. De todas formas a mi siempre me gustaron las nocheviejas, se me antojan como el paradigma del cambio, hay algo ahí alegre ante un futuro incierto pero deseado. Entonces decidí que íbamos a entrar en el 1.984 mi amigo J. y yo con toda la artillería, reventando el futuro. Bebí todo el alcohol que se puede beber sin morir envenenado, me fumé y me comí todo cuanto producto psicotrópico cayó en mis manos y acabamos en un antro de la movida llamado "El Krenlim" (paradojas de mi fenecida vida de militante comunista). Me perdí de mis amigos en mi afanosa y productiva búsqueda de más alcohol y más drogas y me topé con una hermosa mujer madura y casada con la que practiqué todo lo que sabía hacer en la parte de atrás del taxi de mi padre. Me gustaba su experiencia, a ella mi juventud y al marido ninguna de las dos supongo, aunque la verdad dado mi estado me importaba un carajo. Volvimos, ella con su marido, yo no, yo a por más de todo.
Mi amigo J. me encontró apoyado en la barra del bar dirigiendo y tarareando las canciones del grupo que tocaba en directo y al que sólo yo hacia caso.

-Yo me voy tio. Ya es demasiado para mi.
-Sssst. Yo te llevo J.. eres mi mejor amigo y te he abandonado esta noche.
- Pero ¿estás bien?
- De puta madre. "Dengo" el punto justo, tio. Lo veo todo clarísimo, tío. Vámonos a tomar la última, o el chocolate, no sé, este sitio ya está muerto.

Mi amigo J.. y mi EX y sin embargo amiga L.. no querían dejarme sólo en mi estado y con la chulería propia de ese estado les obligué a montar en el coche. Era una noche fría y estrellada pero yo no veía nada más allá del capó del coche.
Lo siguiente que recuerdo es aquella curva justo en el puente del río y gritos, y "¡Joder, nos vamos a matar!" y el dos caballos azul y el volantazo y el río tan negro allá abajo y de nuevo la carretera y el portero de la otra discoteca en la otra parte del puente tomando nota de todo ¡el muy cabrón!
El fin de año del año más desastroso de mi vida pudo haber sido el de mi muerte y, lo que es peor aún, el de la muerte de mi mejor amigo y de una buena amiga. Por eso desde entonces, cada fin de año lo celebramos juntos sea como sea y sea con quien sea mi amigo J... y yo. Celebramos que mi amigo J... esta vivo, que sigue siendo mi mejor amigo y que yo puedo abrazarlo.

jueves, 25 de diciembre de 2008

VIACRUCIS NAVIDEÑO (IV)

Todos mis acercamientos a él siempre fueron malos para mi. Cuando visité su casa por primera vez me precipité en la pila cosa que nadie había hecho antes. Mi madre le echó la culpa a mi madrina que de la emoción no era capaz de sujetarme como él manda pero yo creo que no le gustó nada que me pusiera a berrear como un poseso en su casa y quiso ahogarme. Unos años más tarde me vistieron de fraile y me dijeron que él, vamos su cuerpo, entraría en mí en forma de galleta y yo pensé "esto debe ser como la comida de los astronautas que con un poco de agua una píldora se convierte en un pollo asado", lo que pasa es que no me imaginaba cómo iba a caber aquel tipo dentro de mí con cruz y todo; y lo que paso fue que él se pegó al paladar de mi boca y estuvo allí casi toda mi fiesta y no salía ni haciendo enjuagues de mirinda de limón, así que aunque nos dijeron que estaba prohibido, lo arranqué con el dedo y lo arrojé al vaso de vino de mi abuelo igual ahora está haciéndole compañía en el camposanto.
También me lo encontré en el grupo de teatro en la primera vez que me subía a un escenario y que poco faltó para que nos lincharan por su taparrabos o más bien por su ausencia, pero esta es una historia que os contaré en otra ocasión.
Y cada año llega este día desde hace once en el que él le roba todo el protagonismo a mi hijo al que no se le ocurre otra cosa que nacer un veinticinco de diciembre a las 01:30 horas, aún lo veo sonriendo desde el crucifijo del paritorio y aunque yo preferiría celebrar su cumpleaños él se nos cuela y no deja venir a sus amiguitos.

Pues eso, parafraseando a los "Les Luthiers": "Era un hombre atrapado por su Cristo... ¡Suéltame Cristo!".

martes, 23 de diciembre de 2008

VIACRUCIS NAVIDEÑO (III)




El nómada viaja
por vacías calles
multitud de ojos
pasan a su lado sin verle.

El nómada habla
con sus espectros en extrañas lenguas
y un orgullo pretérito
poblado de otros que ya no son
palpita bajo la inmundicia

El nómada sueña
en habitaciones
que el amanecer desintegra
abrazado a las sirenas de cada botella.

El nómada busca
paraísos arañando nuestros despojos
y camina con paso incierto
hacia el seguro invierno que le espera.

El nómada fue desterrado
de si mismo en un tiempo que ya no recuerda
y vaga por el filo de la guadaña
en las noches donde la oscuridad es diáfana

El nómada cuenta
sus días
hoy le faltaron manos.

lunes, 22 de diciembre de 2008

VIACRUCIS NAVIDEÑO (II)





Hoy el ocaso es un espectáculo. Estoy escuchando a Bill Evans mientras leo a John Connolly, leer algo de novela negra me anima por contraste en estos días absurdos, en una pausa miro por la ventana y el atardecer se cuela en mis pupilas, veo los robles y castaños despojados de su gloria estival, las nandinas cargadas de perlas carmesí, el orgullo del magnolio y los camelios que anuncian su primavera particular en pleno invierno. Salgo al jardín me dejo caer en la hojarasca y me alegro de que mi laxitud de estos días haya dejado allí ese manto cálido desde donde veo el cielo azul y fuego de este final de un día de sol maravilloso. Hacía años que no disfrutaba de mi soledad y lo echaba de menos. Luego vuelvo a la habitación del miedo con la sensación de que mi soledad también es un regalo que me permite seguir adelante y disipa este terror de papel en blanco.

viernes, 19 de diciembre de 2008

VIACRUCIS NAVIDEÑO (I)




Como cada año llegan con ese eufemismo de la felicidad que son sus rostros. Cada año recitan las promesas ya incumplidas. Cada año las canciones se hacen más viejas en su garganta. Cada año los niños siguen creciendo paralizados en el papel. Cada año los chistes son procaces y las procacidades no tienen chiste. Cada año incendiarían el mundo desde el sofá de la tele. Cada año hay que darle un argumento al tintineo final. Cada año comen como si tuvieran hambre y beben como si les obligaran a ser felices. Cada año estoy allí con ellos… ¡Joder!

miércoles, 17 de diciembre de 2008

AHORA IMAGINA

Te imagino poderosa cada día
En el cubículo donde espantas
con tu sonrisa demoledora
íncubos que te ignoran

Te imagino pronunciando palabras sanadoras
refugio de niños de mirada extraviada

Te imagino bebiendo tu soledad
cercada de extraños
deshaciendo las horas
con el gesto exacto

Te imagino cabalgando decidida
por pasillos desiertos
en pos de su indiferencia
llena de flores y muertos

Te imagino de vuelta
luminosa guerrera
armada con cada derrota

Ahora imagina tú

Imagina que mis brazos
son armadura de carne
donde encuentra refugio
tu dolorido espanto

Imagina mis ojos
como un mar inmenso
donde se extravían
las lágrimas que ocultas

Imagina mi cuerpo
lecho caliente y dispuesto
al sueño y al deseo
o a la rabia infinita

Imagina que te hablo
con lenguaje de benéficos aceites
y que mis palabras
acarician tus labios y tu vientre buscando tu risa

Ya has llegado a mí
como cada día amor mío
descansa
ya no sueñes
ahora imagina…

lunes, 15 de diciembre de 2008

Mientras lo prohíban

Mientras lo prohíban

Te amaré febril en la orilla
de ese mar de manos y conchas
que el deseo conquista
y la razón afirma

Mientras lo prohíban

Nuestro hijo correrá
ungido con el lodo de la libertad
y con el legado de los sabios
robará su destino
con la ferocidad del pirata que desde la proa
pierde la mirada en el horizonte al ocaso.

Mientras lo prohíban

Mi casa será refugio
De pan y palabras
para el amigo herido
en guerras incruentas aún por librar
y que se aferra a las lágrimas y a mi abrazo.


Mientras lo prohíban

Arderán sus mentiras
en la hoguera de nuestra indignación
y el crepitar liberará estrellas
que iluminen los sueños robados a los niños

Mientras lo prohíban

Seremos irreverentes visionarios
en pos del próximo futuro,
de ellos,
de nosotros amor mío.

viernes, 12 de diciembre de 2008

¡JAMÁS!


No se cómo llegué a esta situación. Mi hijo, mi propio hijo, estaba del otro lado intentando convencerme de que le abriera para matarme.

- Abre papá, no pasa nada. ¡Tienes que abrir!
- No. ¡Me matarás!

Ya sé, ya sé, por un hijo se da todo pero esto ya es demasiado. Me costó mucho llegar aquí, tuve que arriesgar mucho, hacer números, cábalas. Había fracasado demasiado en otras ocasiones pero ahora por fin tenía una oportunidad y él quería quitármela ¿por qué?. No pienso dejar que me arrebate todo otra vez. No puede dejarme en casa encerrado. Debo luchar, no ceder, no...

- Carlos ven aquí un momento.

Es ella llamándole, a saber que estarán tramando.

- Vooooy.

No importa lo que urdan, yo aquí firme como una roca...

- Carlos, hijo, deja ganar a papi, ¿No ves que está congestionado y luego le sienta fatal la cena?
- Si ya le dejo mami pero es que es un petardo se empeña en perder y lleva cuatro con esta ¿qué quieres que le haga?
- Tú déjalo ganar, ya sabes que le hace ilusión.
- Bueeeeeeno.

Salvaré a mis dos querubines rojos, a mis dos puntos de ocaso y formaré un muro de fuego para que las hordas azules no los toquen ¡y ningún seis de mierda va a impedirlo!

- Papá déjate de rollos, te salió un seis y tienes que abrir la barrera.

- ¡JAMÁS!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

NEVÓ COMO TU QUERíAS

Buscaste la nieve
o un punto de apoyo
para apuntalar los anhelos
al borde de aquel barranco
de dudas y cristales rotos

Nevó como tú querías.

Los caminos se desintegraron mientras respirabas
las bestias se hacían presentes por contraste
pero tú deambulabas por las tinieblas
con la incandescencia de tus renovadas pesadillas

Nevó como tu querías

Surgías de tus despojos
extendiendo las manos
mientras los metales tintineaban a tu lado
con estruendo de limosnas

Nevó como tu querías

Y la nieve se revolvió
como una amante despechada
después del zarpazo que
destrozó tus sueños y cerró tus ojos
yo también cegué los míos
no quería verte así
no quería verte
no quería…

Hoy tenía que volver a la piedra
donde ahora habitas
porque siglos de conciencia
reclaman su tributo de lágrimas
tengo tu risa tan presente
que me revienta en los ojos
y tus palabras maravillosas
que buscaron la nieve

Y mi silencio.

martes, 9 de diciembre de 2008

EL CREYENTE

Pude ver el domingo pasado la película “The Believer” (“El Creyente” en su versión castellana) y me conmocionó, no tanto por su valor cinematográfico, que lo tiene aunque pueda flojear por momentos, si no por su valor como reflexión sobre conceptos como fe, razón, inteligencia, violencia…

La fe y la razón son dos fuerzas que deben ir siempre en paralelo para que puedan convivir en el ser humano pero éste tiende a cruzarlos y se precipita la paradoja existencial, esto es, la razón intenta explicar la fe y la fe intenta moldear la razón. Si todo esto se quedase en mera frustración buscaremos consuelo en el rezo o en la psiquiatría. El problema lo tenemos cuando un ser inteligente y sensible busca respuestas a su fe en las religiones y estas sólo tienen dogmas, preceptos y ritos absolutamente irracionales e imperativos. La paradoja existencial se puede agudizar hasta el sufrimiento, se rechaza lo que se ama generando un dolor insoportable que necesita matar aquello que lo provoca. Y sobreviene la violencia.

La violencia como característica o como herramienta es algo (y digo esto con mucho cuidado) “asumible”; a los descerebrados violentos se les puede identificar y aislar; lo peligroso de verdad es la violencia como solución o como argumento porque ésta es fácilmente inoculable en una sociedad enferma y sin valores. El Tercer Reich utilizaba la violencia en este sentido, de forma irracional y sistemática hasta su total normalización y la enferma sociedad alemana de entonces la aceptó como la solución final sin cuestionarla en absoluto y así darle sentido a toda aquella barbarie insoportable de otro modo.
Yo siempre he creído que las religiones son perversiones de la fe y cuando hablo de religiones lo hago en un sentido muy amplio pues el ser humano tiende a construir razones para dar cuerpo a lo irracional, para identificarlo, limitarlo y hacerlo inteligible. El nazismo se dotó de dogmas, ritos y parafernalia propios de cualquier religión.

En un momento de la película uno de los personajes ante la discusión sobre el horror de Sabra y Shatila se preguntaba:

-¿Por qué a los Judíos se nos exige más que a los demás?
- Porque somos el pueblo elegido.- Respondió otro de los personajes.

He aquí el quid de la cuestión. Toda religión es esencialmente excluyente.

Los nazis de hoy se mueven en la globalización cómodamente, son inteligentes y políticamente correctos, inoculan el virus de la violencia como algo inexorable utilizando esos detritus que habitan en las entrañas del ser humano: prejuicio y miedo.
La nueva religión dominante es el mercado global. Aquí no existen razas, credos e ideologías, o al revés, todo ello tiene cabida en él y todos rezamos al Dios dinero, unos con más fe que otros, pero lo hacemos. No nos engañemos esta nueva religión es también, como no, esencialmente excluyente y los excluidos de la globalización son justo aquellos a los que no se les permite salir de la pobreza y que se refugian en sus religiones excluyentes, el territorio perfectamente abonado para la violencia.

El ser humano es un error de la naturaleza y es ahí donde reside su grandeza y su carácter extraordinario, somos capaces de pensar, significar y abstraer, capacidades maravillosas… y autodestructivas. Yo soy un ateo no converso y mi única fe es el ser humano.

viernes, 5 de diciembre de 2008

RUTINA DE SEPELIOS




Viajo cada día al alba
con la exactitud de la muerte
para encender las tinieblas
donde el absurdo habita

Inertes me invaden palabras
que hace siglos entiendo e ignoro
oigo sus risas de hielo, de fuego, de ira
con la quietud presta del ausente

Vivo ese tiempo impreciso
con demencia de diazepam
Invoco con domesticadas manos
la cadencia del alfabeto
para cuadrar su universo

Delimito sus testamentos inútiles
y los extravío en nichos de papel

Rutina de sepelios, amor mío, de sepelios.

Pero todo eso es nada
porque hace un minuto estaba presente
cuando tus ropas se precipitaron
como una avalancha de seda sobre mis despojos
me obligaste a ser poderoso
como un manantial de promesas
en la noche inversa
y no tuve mas remedio que amarte
el amanecer se aproximaba.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¡QUÉ ENVIDIA!




Mi hijo esta protagonizando una terrible "Guerra Ultra-Espacial".

Hay de todo lo necesario:

Naves, clones, banda sonora de cañones láser y desintegraciones ultra-estelares por doquier, robots que hablan como robots, chicas desvalidas que piden socorro (nunca mientras hablan los robots) salvadas por guerreros a los que le falta algún miembro perdido en guerras pretéritas y que han sustituido por un no se qué biónico, SUPER-ULTRA-PROPULSIÓN para alejarse de los malos o para alcanzarles (esto no me queda claro). En definitiva una masacre espacial.

Hay que ver todo lo que da de si un folio y unos lápices.

Y yo aquí a su lado sentado ante el ordenador con la angustia de no encontrar una historia aunque no sea buena.

¡Qué envidia!

martes, 2 de diciembre de 2008

SONABA BRUCE....

Sonaba Bruce en el bar
donde me encontraste

"I swear I'll drive all nigth
just to buy you some shoes
And to taste your tender charms
An I just wanna sleep tonight again in your arms."

me encontraste y yo huí de mi
la sangre también
me encontraste y tu lengua construyó
promesas en mi boca

debías partir, no era el momento
¿Cuando? ¿Dónde?
-Sigue el rastro, balbuceaste
te vi desaparecer malvada y sonriente

"Tonight there's fallen angels and they're
waiting for us down in the street
tonight there's calling strangers,
her them crying in defeat."


Te busqué olfateando poseso
cada piedra húmeda
de cada calle húmeda de Compostela
Te encontré entre la niebla y el alcohol
refulgente como una diosa borracha.


Cuanto agradecí que fueras lasciva
que me arrancaras la virginidad ominosa
con aullidos como uñas de acero
con las que arañabas mi atávica vergüenza.

Cuanto agradecí que fueras lasciva mujer primera

"let them go, let them go, let them go
do their dances of the dead (let'em go right ahead)
you just dry your eyes girl, and c'mon c'mon
c'mon let's go to bed, baby, baby, baby."


lloramos todo un mar de risas
y las lágrimas estallaron en nuestros ojos
como lava de un volcán impúdico

Amé tu cuerpo pero no te amé mujer primera

Dijimos adiós sin despedirnos
y ya nunca sacralizamos el altar de la lujuria
hoy tu mundo debe estar poblado de niños y deudos
pero un día fuiste una perdida
y yo estuve allí por vez primera
y expulsamos del lecho
a los Ángeles que bailaban con la muerte.

lunes, 1 de diciembre de 2008

DOLOR PRIMERO. AMOR PRESENTE

Mi errante carne naufragó
en el mar de perlas que se estancaba en tus ojos,
tengo virgen la culpa
pero en ocasiones te busco anhelante
en el averno níveo de tu piel inexorable.
Me concediste un instante de ti
breve e inmortal.
Desde la herrumbre del tiempo
vuelvo al primer dolor.

Cúbreme con el embozo de tus sueños
presente amor
que de la mano me llevas
por lúbricas cavernas,
deja que mis harapos descansen en tu cuerpo
como un barco de sal a la deriva
porque tengo miedo de la escarcha de silencio que vendrá
si tus manos magnificas
no escarban en mis heridas
como tizones de amor y de locura.

Huyamos amor presente
de la jauría de recuerdos
que se levantan de sus ataúdes
para inocularnos pretéritas nostalgias

Sólo tú amor posible
cubres mis dudas de atardeceres ciertos
tú cicatrizas las heridas que en mi alma dejan
las lágrimas ácidas del dolor primero
y usas mis despojos resurrectos
para limpiar las calles del olvido
de alimañas de perdón y duda.

Contigo patria carnal navegaré
sobre el incendio de los testamentos
y arribaré sin maniobras en tu puerto de amor presente.

viernes, 28 de noviembre de 2008

EL COBARDE


No era un cobarde. Eso pensaba mientras el oficial avanzaba sombrío y ceremonioso. Él le esperaba firme impecablemente vestido y con toda la angustia invadiéndole la garganta.
No era un cobarde; no le gustaban las armas, eso es todo, intentaba explicarles a los guardias civiles que le fueron a buscar a su casa, mientras su madre lloraba y preguntaba retóricamente qué iba a ser de ella si se llevaban a su hijo. A los guardias les importaba un bledo.

-¿Es usted Abelardo Sarmiento González, si o no?

-Si. Pero no ven a mi madre. Esto la va a matar. ¿No podrían decir que no estaba en casa o algo así?.

-Nosotros cumplimos órdenes Usted no se presento en el cuartel para su alistamiento y tiene que acompañarnos. ¿No será Usted un cobarde?

-Pepe, ¡qué coño tienes que explicarle al lelo este! O se viene por las buenas o lo hostio...

-Vale, les acompaño. Madre no llore que esta guerra se va a acabar pronto y ya verá que enseguida estoy de vuelta.

Lo mandaron al frente. Al peor.
No era un cobarde pero allí la vida no valía nada y él no estaba hecho para dispararle a nadie y menos a alguien que hablaba su mismo idioma, así que con el paso del tiempo se las ingenió para que la guerra no fuera con él. Le ayudaba que el largo asedio había hecho que se relajara la disciplina y así podía pasar desapercibido cuando remoloneaba en las trincheras, o se escondía aprovechando el tumulto en los ataques y esperaba el regreso de sus compañeros para mezclarse y aparecer sudoroso y tiznado como si hubiera pasado una experiencia horrible. Otras veces cuando corría la voz de que iba a haber alguna escaramuza se frotaba muy fuerte los ojos abiertos con cebolla y así se ganaba una temporadita en la enfermería; estas y otras muchas artimañas lo fueron librando de tener que disparar un solo tiro. No lo hacía porque fuera un cobarde si no porque pensaba que qué sería de su madre si le llegaba metido en un ataúd.
Ese día se sospechaba que se daría la orden de atacar y ganar posiciones costara lo que costara ya que el enemigo avanzaba tanto que ya era cuestión de días que cayera la plaza que ellos defendían. Así que iban a echar mano de todo aquel que se pudiera tenerse en pie para el ataque final.

-Abelardo, tienes que pensar algo, ¡Carallo que no sales vivo de aquí.!

Tenía los pies planos; eso no le sirvió para librarse del ejército pero le iba a ayudar ahora. La noche anterior ya les habían dado instrucciones de cómo iba a ser el ataque así que se presentó voluntario para la guardia y se llevó un poco de cal y algunos guijarros. Se comió la cal, introdujo las piedrillas en las botas, se las calzó y se puso a hacer la ronda a paso muy vivo de un lado a otro. Después de tres horas estaba ardiendo de fiebre y con los pies en carne viva y sanguinolentos. En ese momento salieron los oficiales dieron las últimas instrucciones, arengaron a la tropa y dieron la orden de atacar. Él esperó al final y salió del parapeto renqueando y gritando como si se fuera a comer a alguien y de pronto se dejó caer como un fardo y de tal forma que nadie viera que se quitaba las botas; así tumbado empezó a bracear y a pedir socorro. En el puesto de mando sólo se habían quedado los que casi no se podían mover porque estaban heridos o enfermos y estos eran los camilleros que fueron a buscarle al descampado. Tardaron bastante pues casi no podían con la camilla. Cuando los vio llegar a su altura empezó a gemir y a encomendarse a vírgenes y santos, llamaba a su madre como si se fuera a morir. Uno de los camilleros toco su frente y su rostro y comprobó que estaba ardiendo y al echar un vistazo a sus pies ensangrentados le dijo al otro:

-Este hombre esta muy mal hay que llevarlo a la enfermería de inmediato.

Abelardo suspiró aliviado. Solo ciento cincuenta pasos mal contados y a salvo.
A duras penas consiguieron subirlo a la camilla y aun más penoso era avanzar. De pronto se escucharon ráfagas de metralleta y las balas empezaron a zumbar a su alrededor, el enemigo había roto el frente y avanzaba disparando, tan cerca que se podían oír sus gritos de rabia.

-Corred carallo que nos fríen vivos.

Pero aquellos pobres hombres no podían más. Él no estaba dispuesto a morir allí así que se levantó de la camilla y echo a correr descalzo y ensangrentado como alma que lleva el diablo. Los camilleros quedaron paralizados preguntándose cómo un hombre con aquellas heridas podía correr de esa manera. Fue lo último que pensaron.
Él los vio caer por el rabillo del ojo, siguió corriendo y su ansiedad por llegar al puesto de mando crecía hasta cortarle la respiración.

-¡Corre Abelardo, corre!

En ese momento sintió como le quemaba la pierna y un dolor agudo le paralizó.
Todo se apago entonces.
Tenía a aquel oficial enfrente, sombrío y ceremonioso, quería decirle que no era un cobarde, que la guerra no era para él ni para nadie pero sabía que no le dejaría. Esta vez no iba a poder librarse. Todo estaba dispuesto ya. Cerró los ojos justo cuando el oficial le gritaba tan cerca de su cara:

-Abelardo Sarmiento González, por el valor demostrado en el campo de batalla le impongo la medalla al valor con distintivo naranja. ¡Enhorabuena soldado!

No era un cobarde pero qué culpa tenía él de que necesitaran un héroe para tapar aquella carnicería. Además esa medalla lo llevaba en volandas a su pueblo y ya veía a su madre sonriente comiéndolo a besos. Hubiera llorado pero no estaría bien. Al fin y al cabo era un soldado.

P.S.: En la guerra se pierde todo y frecuentemente la vida.

jueves, 27 de noviembre de 2008

LO MIO

Como cada día atravieso la distancia que me separa del hastío en este frío (muy frío) amanecer. En el interior del coche hace calor y esa sensación me lleva a dos visiones emocionales, una inmediata que es la de mi hijo colgándose de mi, cubriéndome de besos y diciéndome “Papi que tengas un bonito día” haciendo interminable el camino hacia la puerta; en la puerta mi chica con un “deja a papi que tiene prisa” y un “Ten cuidado cariño no corras”, un largo beso y una preciosa sonrisa y saliendo al mundo como si pudiera con él. La segunda visión me lleva al verano y a una frase que leí en una camiseta de esas que exponen en las tiendas de souvenirs:

“Aquí cada uno va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío”

Sonreí como cuando la leí por primera vez, pero al momento me puse a pensar ¿y qué es lo mío? No ese mío de “¿Iglesias, qué hay de lo mío?” o el de “¡te voy a dar lo tuyo!” que decían los bárbaros de mi infancia, si no lo mío de verdad.
Siento que no hay nada más mío que lo que me ha sido regalado, aquello que nadie me puede quitar desde los estrados, ni desde los púlpitos, ni desde la mediocridad, aquello que los mercaderes desean y no alcanzan.
Lo mío.
Cuando vi nacer a mi hijo y lo tuve en mis brazos aun sin lavar, esas lágrimas son mías.
Cuando dormido voy a arroparlo en las noches frías, esa paz es mía.
Cuando me entrega sus notas y me mira impaciente, ese orgullo es mío
Cuando los amigos vuelven a mi casa ese abrazo, es mío.
Cuando intuyo la belleza y la atrapo en mi cámara, esa emoción es mía.
Cuando mi chica me dice “no se, me apetecía”, esos besos son míos.
Cuando nos amamos, cada vez, desde la primera y luego nos reímos tanto, esa felicidad es mía
Cuando veo cada día la injusticia, la intolerancia, la violencia, esa rabia es mía.
Cuando leo a mi inefable José Hierro, esos paraísos son míos.
Sin darme cuenta estoy en el coche sonriendo y escuchando a los Esbjörn Svensson Trio (E.S.T.) con su Behind The Yashmark que es otro de esos regalos de amigos muy queridos y que forman parte de todo lo mío. Tampoco me había dado cuenta de la cara de mi jefe pegado a la ventanilla gritando “¿Iglesias, qué hay de lo mío?”.

P.S. Escuchad al E.S.T., mientras leéis y si no leéis, ponedlo y cerrar los ojos es toda una sorpresa.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

LAS SIRENAS YA NO CANTAN



Las sirenas ya no cantan para
los trovadores del desencanto
y a los mercaderes
se les congelan las ratas en la boca.
Imperturbables desde su inexpugnable terror
nos acusan de vivir,
incendian con palabras imposibles
los lechos donde el amor es puro y febril
desde púlpitos imperativos
nos cargan con el dolor de sus templos
nos escupen a sus dioses
que llenan el horizonte de cuervos hambrientos de ira
nos arrebatan la esperanza
para vender nuestro miedo,
luminosos avanzamos
hacia las tinieblas del abismo
con el odio bien armado
para hacer igual lo diferente.
Nada podrán
atravesaremos la noche a dentelladas
para huir de la ciénaga de togas y pólvora
lavaremos el lodo de vergüenza con que nos han manchado
en el primigenio azul del mar que conocemos
y una vez allí, en lo profundo
volveremos a amarnos hasta la destrucción.

martes, 25 de noviembre de 2008

ELLA ES MI PATRIA



Ella es mi patria
de deseo e incertidumbres
ella me redime con palabras exactas
de la vanidad que moldea mi pequeña vida
ella me arranca de los templos del miedo
donde habitan las profecías de lo absurdo
ella cobija mis muñones en su carne abierta
y me acaricia con las espigas de su verdad sin artificio
ella me ama libre y próxima
como una hoguera en las noches brutales de invierno
ella deja un rastro día a día
para que me pierda en el laberinto de la lujuria
ella grita
cuando cabalga sobre mi silencio
ella paciente me espera
si voy y no regreso
ella acerca mi cabeza a su vientre y ara mis pensamientos
y sólo allí enraíza vigorosa la calma
ella abre con besos
las puertas que mis tormentas cierran
ella es mi patria de luciérnagas
y yo el ciego apátrida que las persigue.

lunes, 24 de noviembre de 2008

NO LE GUSTABA LA IDEA


Le habían jubilado.
No le gustaba mucho la idea, pero las cosas eran así.
Llevaba cuarenta y cinco años en aquella empresa, nunca había llegado tarde, nunca una baja.
Su vida entera sucedió allí.
Era una persona querida para todo el mundo, buen compañero, jamás una palabra más alta que otra, jamás una queja. Siempre dispuesto a echar una mano; sus subordinados le apreciaban y sus jefes le respetaban –lo que estos entienden por respeto, claro- . En definitiva un buen hombre y mejor compañero y tan querido en la oficina que sus colegas decidieron hacerle un homenaje por todo lo alto con cena y fiestorro.
En eso estaba; pensando que no le gustaba nada la idea de jubilarse pero recibiendo con la mejor de sus sonrisas y el gesto emocionado todo ese afecto concentrado, exagerado aunque -él prefería creerlo así- sincero. La velada fue transcurriendo agradablemente entre simpáticas anécdotas contadas por algún que otro compañero -más bien escasas después de cuarenta y cinco años- y que a él le parecieron más graciosas que cuando las contaban en cada una de las comidas de navidad; y así, entre risas, las mismas canciones que todo el mundo se sabía de memoria, chistes procaces, procacidades sin chiste y algunas sesudas reflexiones que no interesaban a nadie terminó la fiesta. Se despidió de cada uno de sus camaradas, soportó los abrazos interminables, las etílicas muestras de afecto eterno, los “Aquí tienes a un amigo para siempre, cualquier cosa tú llámame” y los vio alejarse, tambaleantes la mayoría de ellos.

Se quedó solo.

No le gustaba nada de nada la idea de jubilarse y no pudo ahogar esa sensación en toda la velada. Él no bebía.Toda la soledad del mundo se le vino encima en aquella noche gélida. Ni un alma por la calle. Miró hacia la acera de enfrente donde estaba la parada de taxis y no vio ninguno. Cogió el móvil y se dispuso a cruzar por el paso de cebra pero antes de que pudiera decirle a la chica del radio-taxi su situación surgieron de las tinieblas aquellas luces que le cegaron. Paralizado sintió el golpe, un dolor agudísimo, el vértigo de la altura, y cómo todo crujía dentro de él al dar con su cuerpo en el suelo negro y helado. Pudo ver los destellos rojos que se alejaban y aquella matrícula tan familiar.

Luego ya no sintió nada, sólo la oscuridad absoluta.

Abrió los ojos. No respiraba, sin embargo sentía que el aire entraba en sus pulmones sin que él pudiera evitarlo. Dirigió su mirada hacia sí y vio su cuerpo como un bulto que sobresalía de aquella extensión blanca. Su cuerpo estaba allí pero no lo sentía.

¡Allí! ¿dónde era allí?

Miro alrededor y su escrutinio se detuvo en la mujer. Él conocía a aquella mujer que le miraba fijamente, que casi le clavaba la mirada. Demasiado familiar. Ella se acercó a la cama sin dejar de clavarle la mirada.

- He esperado para despedirme y terminar el trabajo. –Dijo con infinita frialdad-

Los ojos de él se crisparon y arqueó las cejas hasta el dolor pero la pregunta no pudo pasar de la garganta.

Ella se acercó al respirador y dijo:

¿Por qué? Lo sabes muy bien. No puedo consentir tenerte en casa todos los días. ¡Todo el día! ¡Bien sabe dios que no podría soportarlo! Demasiados años… y estoy tan cansada…
Él llevaba años diciéndole que no saliera nunca de casa que para qué iba a salir, para eso ya estaba él y mira por donde tenía razón, hoy más que nunca. Cuando saliera de allí le iba a … no tuvo tiempo de terminar, de pronto en sus ojos se desenfocó la vida y la oscuridad volvió para quedarse definitivamente.

La mujer se introdujo en el coche con un gesto de dolor, aun le molestaba el costado, puso las manos en el volante y miró al frente. Tenía que arreglar aquella abolladura. Se dejó caer en el respaldo del asiento y dos lágrimas brotaron desde cada uno de sus amoratados ojos como un manantial de paz y consuelo e inundaron su rostro magullado. Lloró como hacía una eternidad que no lloraba; lloró serena y profundamente. Lloró tomando conciencia de si misma y eso le gustó. Giró la llave y el coche se puso en marcha, el resto de su vida la esperaba.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Ángeles


Las cárceles de hastío crecen por doquier
mientras me empeño en vivir.
Las luces me atraviesan pero no me veo
y camino ciego entre el tumulto de flores hermosísimas
Pero en una fracción de eternidad
Los Ángeles baten sus blancas alas
Y una galerna de miel
derrumba las catedrales donde impío
adoro espectros sin alma.
Luego bajan y secan mi silencio
Con el sutil roce de sus palabras
Y una muda carcajada sube húmeda a mis ojos
Se queda allí un instante como un febril recuerdo.
Cuando se van
Dejan una estela incandescente
Como el limo de estrellas que suele cubrir tus ojos.

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Ayer celebré que Mi ángel hace años me cobija en sus alas blancas. Conocerla es un regalo poderoso que consigue que me levante cada mañana y desee volver al ocaso.

jueves, 20 de noviembre de 2008

¡SENTENCIADO ESTOY A MUERTE!


Cuando era un niño mi sensibilidad me mataba, vamos, que era muy tímido, y, como no, siempre las espadas de las chanzas estaban dispuestas a lacerar mi ya rendida autoestima porque esas espadas como podéis imaginar las empuñaban siempre los que tenían más cuerpo.
Yo, como es lógico, solía evitar el cuerpo a cuerpo con estos seres rotundos y desalmados (al menos yo en mi infancia los veía así) pues mi cuerpo no era gran cosa comparado con los suyos pero a veces un despiste táctico te dejaba a merced de ellos y no quedaba otra que encararse. En aquella época yo tenía un héroe, el Pirata de Espronceda y desde mi vanidad pensaba que si lo hacia con la suficiente fuerza me bastaría, para transformarme, con decirles:

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
No me abandone la suerte,
Y al mismo que me condena,
Colgaré de alguna antena,
Quizá; en su propio navío
Y si caigo
¿Qué es la vida?
Por pérdida ya la di,
Cuando el yugo
Del esclavo,
Como un bravo,
Sacudí.

Claro que esto me lo recitaba a mi mismo muy en silencio pero con mucha enjundia y dramatización, tanto, que llegaba a sentirme protegido y así mi dignidad y mi vanidad se daban la mano para juntas ser arrojadas al suelo exactamente 10 segundos después, justo el tiempo que los bárbaros necesitaban para regresar de la perplejidad de verme gesticular en silencio.
Años después en mi loca adolescencia sí fui capaz de verbalizarlo (con la misma enjundia y dramatización) en una ocasión similar a la de mi infancia, esta vez subido al pupitre y escupiendo (literal) a los malvados los mismos versos y añadiendo estos:

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Esto además de consolidar mi fama de “pirao” consiguió primero una visita no deseada al director y segundo el pasaporte con excelentes referencias al grupo de teatro del instituto y después a una compañía de teatro independiente de mi ciudad que me catapultó a la vida en todos sus aspectos especialmente a los que tienen que ver con el arte y la locura que son los componentes esenciales de la interpretación.
La literatura me ha salvado de mi mismo siempre. Cambia y moldea mi vida constantemente. Descubro a mis amigos a través de ella incluso a aquellos que creía perdidos. La literatura ocupa un espacio insondable en mi ser que en gran medida esta hecho de ella, y yo probablemente vaya a mal pagarle en este refugio de apátridas de doble vida.

Espero que me ayudéis a evitarlo.

Tenía las manos blancas.


Se sentó en el banco del parque. En el mismo banco en el que se sentaba después de cada tumulto anual. Con una mano sostenía con desgana una bandera descuidadamente apoyada en el suelo; el águila imperial se retorcía en las dobleces. En la otra mano una carta cerrada que él observaba con la extrañeza del que ve su nombre en algo que no le pertenece. Cerró los ojos como repasando un pasado intangible. Apoyó los objetos en el banco y se miró las manos, ¡tan blancas! Siempre tuvo obsesión por la limpieza especialmente la de las manos. De pronto se las llevó a la cara y empezó a sollozar convulsamente ¡Aquellos ojos!

Aquellos ojos volvieron como cada año, azules, profundos, inocentes. Él los veía desde los suyos y ya daba igual si los cerraba o no, aquellos ojos estaban presentes. Aquellos ojos venían del pasado.

Él nunca le dio importancia a su trabajo, era su trabajo y lo hacía sin más. Aprendió a ser eficiente y a no distraerse de su cometido. Aprendió a utilizar las herramientas de manera precisa para conseguir las palabras que buscaba claramente escindidas de los sollozos, o entre estos y los gritos. Luego lavaba las manos porque la sangre inocente no quita las manchas.

Pero aquel día nada fue como tenía que ser. ¡Aquella mujer! Su serenidad le desconcertaba, no había gritos, las lágrimas sólo corrían hacia dentro y las palabras morían antes de llegar a la boca.

Él siempre había obtenido resultados, nunca hizo falta llegar a aquello.

Trajeron a la niña.

La mujer torció la cara hacia él desafiante y ahora las lagrimas buscaron la rabia para salir, su gesto se crispó y las palabras encontraron la redención del insulto. Él se volvió a la niña y la sonrisa se le heló justo cuando le apuntaba con el arma. La niña miró a su madre con la ternura de siglos de amor y le miró a él con la profunda dureza de segundos de certeza; se acercó a él y, de pronto, el arma le pesaba como si estuviera cargada con todos aquellos gritos de décadas. El disparo sonó como un consuelo y aquellos ojos azules, profundos, inocentes le miraban fijamente por encima de la sangre. La mujer enmudeció unos segundos y al momento surgieron atropelladas las carcajadas como un geiser enloquecido y brutal que le sacó de la parálisis babeante en la que se encontraba; se giró y el segundo disparo sonó en su mente como el eco infinito de la última carcajada.

Se lavó las manos.

Después ya no volvió a ser eficiente.

Lo jubilaron y lo condenaron a la conserjería de un Instituto Público. Incluso tenía un mote que le habían puesto ya el primer año. ¡Con lo que él había sido!

Se quitó las manos de la cara y miró la carta que estaba sobre el banco. Aquel sobre contenía la certeza de que pronto se iba a encontrar con los dueños de todos aquellos gritos y con aquellos ojos azules que le esperaban para perseguirle ahora por la eternidad.

P.S. Para que todos aquellos que nos han robado los sueños quebrando nuestros cuerpos y que morirán en la cama sepan que nuestra memoria les perseguirá siempre.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El principio

El principio aquí y ahora
como la ola que ignora
si será sunami o llegará
íntima a la orilla para acariciar tus pies,
tus pies que andan escapándome.
Opuesta a mis anhelos vas arando mi piel,
ajena parcela porosa que se extraña de ti,
que te extraña a ti.
¡Qué lugar inhóspito vivimos!
No se…
Esto es el principio.
Tengo que arrancarte como un caducado parche de morfina .
No se…
El camino se esconde detrás de enredaderas de lujuria y hastío.
Cojo firme la guadaña
Es el principio.


Vale. Hoy comienzo este viaje y tengo dudas acerca de si también terminará en este mismo acto o seré capaz de desbrozar el camino de mis eternos (y queridos) miedos.
Quiero escribir, me apasiona escribir. Pero escribir es cirugía sin anestesia, hay que emborracharse para aguantar y a mi edad empieza a sentarme mal el alcohol. Así que voy a gritar de dolor y voy a intentar que sea aquí y que ese grito engendrado con palabras sea lo más hermoso que pueda y también, por que no, lo más simpático, con la ironía de quien lo pierde todo riéndose de si mismo.
Este será un ejercicio en soledad, como debe ser. Puede ser que mis monstruos no tengan vida más allá del ombligo que es este espacio de arena. Es posible que mis frustraciones sigan ahí como carceleros indecentes de mi duda… Y que nadie me escuche… Y que mis botellas de náufrago naufraguen…. Y que nadie me escuche…y que me ahogue en el mismo mar donde naufraguen mis botellas de náufrago. O no. Puede que mi vanidad venga al rescate como cuando era un niño…